Las compañías cuyas acciones cotizan en el mercado formal de la bolsa de valores deben reportar al público sus resultados financieros al cierre de cada trimestre. En este momento nos encontramos en plena temporada, y, mientras escribimos este informe, casi la mitad de las que integran el índice estadounidense S&P 500 ya lo han hecho. ¿Es esto relevante para nosotros inversores de acciones?
Imagen: índice S&P 500 y promedio de utilidades esperadas de las compañías que lo componen
Microsoft publicó el martes 22 mil millones de dólares de utilidades netas en el trimestre, ayer Amazon 14.7 mil millones, ambas por encima de lo proyectado. Hoy es el turno de la petrolera Exxon. Mas allá del monto, que por su gran magnitud perdemos la referencia ¿Por qué la publicación de utilidades nos debe importar como inversores en acciones?
La temporada de resultados corporativos es un momento de suma relevancia para los mercados de valores y el mundo financiero. Al final de cuentas el mercado se compone de la suma individual de todas las compañías.
Es una instancia de evaluación y proyección de los beneficios que generan los bienes y servicios que estas proveen. Naturalmente la rentabilidad para el inversor accionista va a estar influenciada por las ganancias - actuales y esperadas - que obtenga el negocio.
Por tal motivo vemos esa estrecha relación entre la línea azul del gráfico, que refiere a la ganancia promedio esperada para los próximos 12 meses (NTM EPS por sus siglas en inglés), y la línea amarilla, que representa el precio de las acciones.
El mercado y los valores actuales son expectativas, descuento de flujos futuros, sumado a estados de ánimo.
De esta manera, una corrección abrupta de las ganancias esperadas, tal como sucedió con el surgimiento de la pandemia, hará lo propio con el precio de las acciones y por tanto la rentabilidad para el inversor. Lo contrario ocurriría si se elevan las expectativas de utilidades, tal como sucedió en la segunda parte de 2020 y 2021.
En el período 2022 y 2023 existió una desaceleración y compresión importante de las utilidades y márgenes corporativas, en un contexto de elevada inflación y tasas de mercado al alza. Posiblemente esto explique buena parte de la corrección de los precios de las acciones del año pasado.
Hacia adelante, la buena noticia es que el consenso del mercado espera que se revierta la tendencia y nuevamente las utilidades comiencen a crecer entorno a 10% anual a partir del año entrante. Eso nos mantiene optimistas con las acciones para el mediano plazo.
Atención, el mercado no funciona de manera tan lineal. Para que esto repercuta en el precio de las acciones, y por tanto en nuestro rendimiento como inversores, será importante no sólo que los beneficios se incrementen, sino además que estos sean mejores a los esperados.
Sobre todo, frente a otro gran desafío que tienen las acciones en el corto plazo, son sus elevadas valuaciones (relación entre utilidades esperadas y el precio al que cotizan actualmente). Esta compite con una creciente tasa libre de riesgo (rendimiento del bono del tesoro estadounidense), y que ha llevado a que la prima de riesgo por invertir en acciones se encuentre en el menor nivel en 20 años. Son tiempos donde merece la pena ser prudentes.
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