Las importaciones de China a los Estados Unidos se han reducido en 24% en el primer semestre del año con respecto al mismo periodo del año anterior. Esto ha llevado a que, por primera vez desde el año 2003, los Estados Unidos importen más desde México que de China. ¿A qué se debe este deterioro en las magnitudes tranzadas por estas potencias? Tiene que ver con el concepto de “nearshoring” que compartiremos a continuación.
Entre los años 2015-2018 China representaba el 20% de las importaciones de los Estados Unidos, sin embargo, la asunción de Donald Trump como presidente trajo consigo la imposición de aranceles a los bienes y servicios chinos, con el objetivo de incentivar y mejorar la producción nacional.
Sumado a esto, las problemáticas que representó China para el mundo durante la pandemia con la interrupción de las cadenas de suministro internacionales, fue un ejemplo empírico del riesgo que representa tener una alta dependencia con el gigante asiático.
Por estas razones, ha crecido la necesidad en los Estados Unidos de diversificar sus redes de suministro, a la vez de priorizar la continuidad del abastecimiento y la reducción de los tiempos de envió, por sobre la minimización de los costos. México aprovechó su cercanía territorial para poder brindar esta solución.
El inicio del siglo XXI ha estado marcado por el “farshoring”, es decir, subcontratar procesos en un país lejano en búsqueda de reducir costos. Sin embargo, estamos viviendo una metamorfosis en este sentido. ¿El “nearshoring” será la nueva normalidad? Esta es una pregunta cuya respuesta todavía desconocemos, pero sí una práctica global cada vez más común.
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